Algunos parásitos tienen la extraordinaria capacidad de manipular el comportamiento de sus huéspedes. Entre ellos se incluyen Toxoplasma gondii, Ophiocordyceps, los gusanos crin, Dicrocoelium dendriticum y ciertos virus. Estos secuestran el sistema nervioso del huésped secretando neurotransmisores, controlando sus acciones para beneficio propio.
Los microorganismos son aterradores. No podemos verlos, olerlos ni tocarlos. Solo sabemos que existen gracias a años de investigación científica. En el siglo XVII, el comerciante neerlandés Antonie van Leeuwenhoek se convirtió en la primera persona en descubrir bacterias gracias a su pasión por los microscopios. No fue hasta 150 años después que Louis Pasteur popularizó la idea de que los microorganismos pueden causar enfermedades.
Hoy sabemos que los microorganismos emplean tácticas extrañas y a veces mortales para sobrevivir, incluyendo una extraña capacidad para controlar la mente de sus huéspedes. Algunos patógenos han evolucionado para manipular el comportamiento del huésped con tal intensidad que este podría morir finalmente bajo la influencia del parásito.
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Toxoplasma Gondii
“¡Cómeme! Soy todo tuyo. Me pregunto si esto tendrá Toxoplasma…”
Un ratón infectado muestra respuestas de miedo significativamente reducidas.
Entonces, ¿cuál es el “crimen” de Toxoplasma gondii? Secuestra la mente de su huésped y lo obliga a autosacrificarse.
Este parásito unicelular a menudo se conoce como “Toxoplasma”. Incluso podría ser la razón por la que adoras tanto a los gatos. El parásito necesita gatos como huésped final para aparearse y poner huevos. Los huevos se excretan en las heces del gato, esperando ser consumidos por un huésped intermediario, donde eclosionan y crecen. Una vez maduro, el Toxoplasma regresa al gato para completar su ciclo de vida.
¿Cómo regresa el parásito al gato? Usa control mental sobre el huésped intermediario, animándolo a ofrecerse al gato.
Los huéspedes intermediarios más comunes son roedores, presas naturales de los gatos. El parásito manipula el cerebro del ratón, haciendo que olvide su miedo natural hacia los gatos. Estudios muestran que los ratones infectados evitan menos a los gatos e incluso se vuelven menos reactivos a otros peligros. Este fenómeno perturbador en ratones sería aún más aterrador si ocurriera en humanos. Alrededor de un tercio de la población mundial está infectada con Toxoplasma, convirtiéndolo en una de las infecciones parasitarias más comunes en humanos. Este parásito podría hacer que estas personas sean menos temerosas y más propensas a tomar riesgos. Un estudio de 2002 encontró que las personas infectadas tienen mayor probabilidad de sufrir accidentes automovilísticos. Los científicos incluso han estudiado posibles vínculos entre Toxoplasma y la esquizofrenia.
La teoría principal sobre cómo Toxoplasma controla a su huésped es mediante la dopamina. La dopamina es un neurotransmisor que ayuda a transmitir información entre neuronas, particularmente en áreas asociadas al miedo, movimiento y recompensa. Cómo exactamente el Toxoplasma usa la dopamina sigue siendo un misterio.
Ophiocordyceps
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Esta hormiga quizás ya tuvo suficiente del control fúngico, pensando: “¿Realmente tengo que colgarme boca abajo?”
¿Su crimen? Crear hormigas zombis.
En el popular videojuego de terror The Last of Us, ocurre una crisis global por una infección cerebral causada por Ophiocordyceps. Similarmente, Ophiocordyceps es la fuente de las criaturas zombi en la novela The Girl with All the Gifts y el webcómic Zombie Boyfriend. Dada la forma en que Ophiocordyceps opera en la realidad, estas representaciones culturales no están lejos de la verdad.
En la naturaleza, Ophiocordyceps infecta insectos, siendo la cepa más famosa, Ophiocordyceps unilateralis, la que ataca a hormigas carpinteras.
Este hongo, conocido como “hongo de hormiga zombi”, es un “titiritero” que controla a las hormigas infectadas. Una vez infectadas, las hormigas muestran comportamiento anormal: dejan de trabajar, trepan tallos de plantas y finalmente se aferran a hojas. El hongo luego emerge del cuerpo de la hormiga, liberando esporas que infectan a otras hormigas de la colonia.
Cómo Ophiocordyceps logra controlar el comportamiento de su huésped sigue siendo un misterio. Las esporas del hongo comienzan como células individuales, dividiéndose y formando una red de tubos dentro del cuerpo de la hormiga. Una teoría sugiere que el hongo manipula los músculos de la hormiga como un titiritero. Sin embargo, esta explicación sigue siendo incompleta y los científicos continúan investigando.
Gusanos crin
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Un gusano crin emerge del cuerpo de un grillo. Su nombre proviene de un antiguo error que lo consideraba un pelo de caballo resucitado en el agua.
¿Su crimen? Consumir al huésped desde dentro.
Los gusanos crin, también llamados gusanos gordianos, son parásitos largos y filiformes que ocupan el cuerpo de su huésped durante todo su ciclo de vida, convirtiéndolo en su hogar. Se conocen más de 300 especies que infectan insectos, siendo las variedades más escalofriantes las que atacan saltamontes, grillos y langostas.
Las larvas de Spinochordodes tellinii depositan sus huevos en agua, esperando ser consumidas por larvas de grillos. Una vez que crecen y abandonan el ambiente acuático, los gusanos comienzan a alterar sutilmente el comportamiento del grillo. Detienen su canto y pronto lo manipulan para buscar agua. Cuando el grillo salta al agua, se ahoga y el gusano sale de su cuerpo para aparearse y poner nuevos huevos, continuando el ciclo parasitario.
Cómo el gusano crin logra este control mental sigue siendo desconocido. Los investigadores han propuesto varios mecanismos posibles:
- Secreción de neurotransmisores: Alterar el sistema nervioso del grillo para controlar su comportamiento.
- Expresión de proteínas geotácticas: Estas proteínas podrían responder a factores ambientales como la gravedad o campos magnéticos, influyendo en las acciones del grillo.
A pesar de estas teorías, el mecanismo exacto detrás del control del gusano crin sigue siendo un enigma.
Dicrocoelium Dendriticum
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Las franjas verdes muestran los sacos larvarios del gusano plano parásito.
¿Su crimen? Instalar “ojos” en una oruga.
Dicrocoelium dendriticum, también conocido como gusano plano parásito de oruga de banda verde, infecta caracoles, convirtiéndolos en criaderos para sus larvas. Al igual que Toxoplasma, su ciclo de vida requiere pasar por un huésped vertebrado (generalmente aves) antes de regresar al caracol.
Cuando un caracol come heces de ave que contienen el parásito, este entra en su cuerpo, infiltra los tentáculos oculares y crea un saco lleno de huevos. Estos sacos parecen orugas vibrantes y móviles, diseñadas para atraer aves a consumir el caracol. Sin embargo, la preferencia natural del caracol por lugares oscuros y húmedos no favorece atraer aves, por lo que aquí entra el control mental.
El parásito manipula la aversión a la luz del caracol, obligándolo a arrastrarse a áreas abiertas donde las aves puedan detectarlo. Cómo logra esto exactamente es incierto, pero una teoría sugiere que secuestra la red neuronal de detección de luz del caracol.
Finalmente, el caracol es comido por un ave y el parásito completa su ciclo de vida.
Polidnavirus
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Una oruga infectada cubierta de capullos amarillos de avispa.
¿Su crimen? Doble engaño.
Los polidnavirus son los manipuladores virales definitivos. Infectan avispas parasitarias, que usan orugas como huéspedes para sus larvas. El virus entra a la oruga junto con las larvas de avispa. El objetivo del virus es asegurar el éxito de la avispa, ya que es su huésped principal.
El virus toma control de la mente y cuerpo de la oruga. Esta se vuelve voraz, comiendo todo a la vista para proveer nutrición a las larvas de avispa en desarrollo. Mientras la oruga sigue alimentándose, las larvas crecen rápidamente y eventualmente emergen para pupar.
Sin embargo, la historia no termina ahí. Normalmente, la oruga podría sobrevivir tras la salida de las larvas, pero en cambio se queda a “proteger” las pupas de avispa. Los científicos creen que este comportamiento extraño resulta del virus controlando el cerebro de la oruga. Al final, el virus no solo asegura el éxito de la avispa, sino que encuentra un nuevo huésped, sacrificando a la oruga en el proceso.
Menciones honoríficas
- Virus de la influenza: Un estudio de Chris Rieber en 2010 encontró que las personas infectadas podrían ser más sociables. El virus se propaga mediante estornudos o tos. Si el virus realmente hace a la gente más sociable, sería un truco astuto de la naturaleza, aunque falta evidencia para confirmarlo.
- Virus de la rabia: La rabia es notoria por causar hidrofobia, aunque esto no es verdadero “miedo al agua”. En etapas avanzadas, daña la deglución y respiración, y cualquier contacto con líquidos causa dolor y pánico. Sin embargo, no entró en la lista de virus más aterradores debido a su menor impacto comparado con otros virus controladores mentales.
3. Parásito de la malaria: El parásito Plasmodium causa malaria y tiene una forma “codiciosa” de control mental. Manipula mosquitos para que piquen más huéspedes, aumentando la propagación. Mientras el parásito gana espacio para esparcirse, el mosquito obtiene más sangre para nutrirse.