La perspectiva de un delfín
Imagina ser unDelfín de flancos blancos del Pacífico, una de las criaturas más inteligentes del océano. Recientemente, ha puesto su mirada en el salmón más grande del mundo.Océano Pacífico– elsalmón chinook.
El pez es enorme y delicioso, pero como delfín, no estás preparado para destrozar presas de este tamaño. Entonces, ¿cómo se resuelve este problema? La respuesta es simple: te asocias conballenas asesinas.
Las poblaciones de orcas

En el Pacífico nororiental existen tres poblaciones distintas de orcas, cada una con apariencia, hábitat y dieta únicos. Comparten un rasgo: son superdepredadores.
Las orcas transitorias prefieren cazar mamíferos marinos como leones marinos, focas, delfines y ballenas grandes. Las orcas de alta mar son más raras y prefieren los peces, incluidos los tiburones. Las orcas residentes, sin embargo, se alimentan casi exclusivamente de salmón Chinook adulto.

Estas orcas residentes son expertas en la caza del salmón y se han convertido en aliadas de los delfines.
Observando la cooperación
En agosto de 2020, los científicos rastrearon a nueve orcas residentes frente a la costa deColumbia Británicay notó que a menudo interactuaban con los delfines de flancos blancos del Pacífico. A veces, los delfines daban vueltas cerca cuando las ballenas capturaban salmón, y ocasionalmente arrebataban trozos de pescado sobrantes.
Al principio, los científicos supusieron que los delfines estaban robando comida. Sorprendentemente, las orcas toleraron el comportamiento de los delfines. Los drones y las imágenes submarinas no mostraron signos de agresión, como golpes en la cola o mordiscos. Esto indicó que las ballenas habían aceptado la presencia de los delfines.
Natación compartida y trabajo en equipo

Las ballenas nunca se alejaron de los delfines. En cambio, a menudo nadaban junto a ellos e imitaban sus patrones de buceo. Para comprender mejor sus interacciones, los científicos colocaron dispositivos de seguimiento con ventosas con cámaras y grabadoras acústicas en las orcas. Los drones también siguieron a los grupos desde arriba.
Los delfines como exploradores

El seguimiento reveló que los delfines actuaban como exploradores, localizando salmones y guiando a las orcas. Luego las ballenas ejecutaron el ataque final. Las grabaciones submarinas mostraron a ambas especies utilizando clics de ecolocalización para localizar a sus presas.
Curiosamente, los delfines y las ballenas no vocalizaron simultáneamente. Los delfines llamaron primero, luego las ballenas respondieron, permitiendo que cada una recibiera las señales de ecolocalización de la otra. Esta cooperación mejoró enormemente la eficiencia de la caza.
Compartiendo la captura
Después de una caza exitosa, los fragmentos de pescado sobrantes de la boca de las orcas se convirtieron en el “pago” de los delfines. Los científicos documentaron veinticinco casos de ballenas siguiendo a delfines durante la cacería. Si bien los delfines no siempre recibían una parte, ésta era su única oportunidad de comer salmón Chinook. Cada delfín participa activamente en la cooperación.
Beneficios mutuos
Gracias a la colaboración, las orcas ahorraron energía y aumentaron sus posibilidades de capturar salmones grandes. Los delfines obtuvieron protección de los depredadores y acceso a uno de los peces más valiosos del océano. En condiciones de escasez de alimentos, este trabajo en equipo se volvió especialmente importante. Un mayor número de participantes en busca de comida aumentó el éxito de todos, creando un sistema mutuamente beneficioso.
Vinculación social
Los científicos también observaron delfines de flancos blancos del Pacífico, orcas residentes yLas marsopas de Dallnadar juntos y jugar. A diferencia de las orcas transitorias, que cazan delfines, las orcas residentes son amables, lo que permite a los delfines vivir con mayor seguridad mientras “ayudan” en la caza.
La maravilla de la naturaleza
Las motivaciones exactas para la asistencia a los delfines pueden involucrar múltiples factores. De todos modos, la colaboración entre estas especies resalta la asombrosa inteligencia y el comportamiento cooperativo en el océano. Observar ese trabajo en equipo nos recuerda cuán intrincados y notables son realmente los ecosistemas naturales.