A medida que las enfermedades estacionales alcanzan su punto máximo, los niños comienzan su batalla anual con síntomas comunes: tos, secreción nasal, estornudos. Pero lo más estresante y preocupante para los padres sigue siendo la fiebre. Al ver a su hijo sufrir una temperatura alta, es natural que se sienta ansioso y desesperado por bajar la fiebre rápidamente.
Presa del pánico, los padres pueden caer en la trampa de utilizar ciertos métodos para reducir la fiebre, pensando que son seguros, sólo para descubrir que estas técnicas no sólo pueden ser ineficaces sino que, de hecho, podrían dañar a su hijo. En casos graves, pueden incluso poner en peligro la vida.
4 métodos comunes para aliviar la fiebre que parecen seguros, pero en realidad son peligrosos
1. Parches de fiebre
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- Alergias cutáneas, erupciones cutáneas, hinchazón, etc.
Los parches febriles son un método de enfriamiento físico popular. Funcionan liberando vapor de agua de un gel para enfriar la piel. Sin embargo, este efecto refrescante es mínimo y no reduce significativamente la temperatura corporal. El único propósito de un parche para la fiebre es indicar: “Mi hijo tiene fiebre”, en lugar de ayudar. De hecho, ni las directrices nacionales sobre fiebre pediátrica ni las organizaciones médicas internacionales recomiendan el uso de parches para la fiebre en niños.
Algunos parches para la fiebre incluso contienen ingredientes como mentol, alcanfor o aceite de eucalipto, que pueden provocar irritación de la piel o reacciones alérgicas en los niños. Recuerde, estos parches no son productos médicos.
2. Bolsas de hielo/compresas frías, esponjas con agua tibia
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- Mayor malestar, congelación localizada.
Las bolsas de hielo, las compresas frías y las esponjas con agua tibia pueden proporcionar un alivio temporal, pero sus efectos refrescantes son de corta duración. Si bien puede parecer que la temperatura corporal del niño disminuye inmediatamente después de la aplicación, pronto vuelve a una temperatura alta, lo que hace que estos métodos sean en gran medida ineficaces.
Muchas autoridades médicas occidentales han desaconsejado el uso de compresas frías o esponjas para reducir la fiebre en los niños. Además, aplicar hielo durante demasiado tiempo o usar compresas frías en un solo lugar durante más de 30 minutos puede provocar congelación.
3. Abrigarse para sudar la fiebre
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- Convulsiones febriles, síndrome de hipertermia y afecciones potencialmente mortales
Envolver a un niño en mantas o vestirlo demasiado para inducirle la sudoración puede ser peligroso y exacerbar la fiebre. Los bebés y los niños pequeños tienen un sistema de regulación de la temperatura inmaduro y, durante la fase máxima de la fiebre, el cuerpo necesita enfriarse, no mantenerse caliente. El sobrecalentamiento puede hacer que la temperatura supere los 41 °C (105,8 °F), lo que aumenta el riesgo de convulsiones febriles. Esto también puede provocar deshidratación, shock y, en casos extremos, poner en peligro la vida.
Los bebés menores de un año son especialmente vulnerables al síndrome de hipertermia, que puede desencadenar hipoxia, convulsiones, deshidratación y shock.
4. Usar alcohol para bajar la fiebre
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- Temblores, intoxicación por alcohol y complicaciones graves.
NUNCA se debe utilizar alcohol para reducir la fiebre de un niño. Si bien el alcohol isopropílico crea una breve sensación de enfriamiento debido a la evaporación, no proporciona un alivio duradero. Más importante aún, el alcohol puede absorberse a través de la piel de los niños, lo que provoca intoxicación por alcohol. El alcohol también es un posible irritante de la piel, especialmente en los bebés.
SIEMPRE evite el alcohol para controlar la fiebre.
Formas seguras y efectivas de reducir la fiebre
La fiebre no es una enfermedad sino más bien un síntoma. Es una respuesta defensiva natural del cuerpo a las infecciones o al estrés. Una fiebre moderada puede ayudar a eliminar bacterias y virus.
En otras palabras, la fiebre por sí sola no es dañina. Es una señal de que el sistema inmunológico está haciendo su trabajo. El objetivo al controlar la fiebre es hacer que el niño se sienta más cómodo. Por tanto, la mejor forma de tratar la fiebre es reduciendo las molestias y ayudando al cuerpo a enfriarse de forma eficaz. Aquí hay tres métodos seguros y efectivos:
1. Ajustar la temperatura ambiente
- Mantenga la habitación a una temperatura agradable para ayudar al niño a mantenerse relajado y cómodo.
Consejos:
- Si le preocupa que el aire esté demasiado seco, utilice un humidificador.
- En verano, puede resultar beneficioso adaptar la habitación a una temperatura más fresca.
2. Reducir la ropa y las mantas
- Durante la fiebre, es fundamental permitir que el cuerpo se enfríe. Reducir la ropa y las mantas ayuda al cuerpo a expulsar el exceso de calor.
3. Utilice sabiamente los medicamentos para reducir la fiebre
- Aunque los métodos de enfriamiento físico, como aplicar esponjas, pueden ser útiles, a menudo su efectividad es limitada. Los medicamentos para reducir la fiebre, cuando se usan correctamente, ofrecen un alivio más constante.
¿Por qué utilizar medicamentos?
- Medicamentos como el paracetamol (acetaminofén) o el ibuprofeno son más eficaces para reducir la fiebre y controlar el malestar. Trabajan internamente para regular la temperatura corporal, a diferencia de los métodos de enfriamiento externos, que sólo ofrecen un alivio temporal.
Es fundamental comprender que el objetivo del tratamiento de la fiebre no es sólo bajar la temperatura sino hacer que el niño se sienta mejor. La medicación para la fiebre debe basarse en el nivel de comodidad del niño, no sólo en la lectura de la temperatura.
Por ejemplo, incluso si la fiebre es inferior a 38,2 °C (100,8 °F), si el niño siente dolor, está inquieto o no puede comer ni dormir, podría ser el momento de administrarle medicamentos para reducir la fiebre.
Cuándo buscar ayuda médica
Si su hijo muestra alguno de los siguientes signos, busque atención médica inmediata:
- Para los bebés menores de 3 meses, cualquier fiebre, independientemente de la causa, requiere una visita al hospital.
- Temperatura en las axilas superior a 39°C (102,2°F) con signos de malestar.
- Fiebre que dura más de 3 días o acompañada de sarpullido.
- Fiebre con convulsiones que duran más de 5 minutos o convulsiones recurrentes.
- Síntomas de deshidratación (reducción de la orina, somnolencia excesiva, negativa a beber).
- Dificultad para respirar, respiración rápida, sibilancias o ronquera junto con fiebre.
Recuerde, la fiebre es una parte normal del desarrollo infantil y el mejor curso de acción es mantener la calma y utilizar métodos científicos y médicamente aprobados para controlarla. Si sigue estos pasos, podrá ayudar a su hijo a sentirse mejor y recuperarse más cómodamente.