Cáncer: una palabra que envía escalofríos por la columna vertebral de muchos, parece estar cada vez más cerca de nuestras vidas diarias. Con la edad, no es raro escuchar sobre compañeros de clase, colegas o familiares diagnosticados con cáncer, lo que puede llevar a sentimientos de ansiedad y miedo. Sin embargo, la pregunta es, ¿cómo podemos lidiar con esta inquietante noticia y tomar control de nuestra salud?
Aunque muchos cánceres resultan de las inevitables mutaciones genéticas que vienen con el envejecimiento, aún pueden prevenirse o manejarse. Para la persona promedio, la clave para prevenir el cáncer radica en cultivar buenos hábitos. Podrías sorprenderte al saber que algunos hábitos simples pero frecuentemente ignorados pueden reducir significativamente tu riesgo de desarrollar cáncer.
Aquí hay 7 pequeños hábitos que podrían ayudarte a reducir el riesgo de cáncer sin que te des cuenta.
Hábito 1: Prefiere carne fresca en lugar de carne procesada
Si eres alguien a quien le encantan los cortes frescos de cerdo, res, pollo o pescado, y tiendes a evitar las carnes procesadas como el tocino, las salchichas o el pescado seco, ¡felicidades! Tu cuerpo está intentando naturalmente evitar riesgos.
Las carnes procesadas son clasificadas por la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) como carcinógenos del Grupo 1, lo que significa que hay evidencia sólida de que pueden causar cáncer. Esto se debe principalmente a las grandes cantidades de conservantes, como los nitratos, que se utilizan durante el procesamiento de estas carnes. Al consumirse, los nitratos pueden formar nitrosaminas, que se han relacionado con cánceres digestivos.
Además, el consumo excesivo de alimentos grasos aumenta el riesgo de obesidad, que también es un factor de riesgo importante para el cáncer colorrectal. Consumir menos carne procesada y reducir la ingesta de alimentos grasos es una pequeña pero poderosa manera de disminuir el riesgo de cáncer.
Hábito 2: Espera a que la comida se enfríe antes de comer.
Muchos de nosotros amamos comer comidas calientes, especialmente en invierno, cuando un tazón de sopa hirviendo o un picante hotpot se siente particularmente reconfortante. Sin embargo, comer alimentos que están demasiado calientes puede ser perjudicial para tu salud.
Tanto la boca como el esófago están revestidos con membranas mucosas sensibles, que pueden dañarse por altas temperaturas. Los alimentos que superan los 65°C (149°F) pueden causar quemaduras y, a largo plazo, pueden aumentar el riesgo de cáncer de esófago. Los estudios muestran que las personas que prefieren alimentos calientes tienen 2.43 veces más probabilidades de desarrollar cáncer de esófago que aquellas que no.
Para proteger tu salud digestiva, acostúmbrate a esperar a que tu comida se enfríe antes de comerla. Es un pequeño cambio que puede reducir significativamente los riesgos a largo plazo.
Hábito 3: Come al menos media libra de fruta todos los días
Las directrices dietéticas recomiendan que los adultos consuman de 200 a 350 gramos de fruta fresca diariamente, pero muchas personas no alcanzan este objetivo. Estudios han demostrado que una parte significativa de las mujeres chinas están en riesgo debido a una ingesta insuficiente de frutas. Esto es especialmente importante para las mujeres, que deberían procurar comer suficientes frutas cada día para prevenir problemas de salud.
Las frutas frescas contienen vitaminas esenciales, antioxidantes y fibra que juegan un papel clave en mantener la salud general y reducir el riesgo de cáncer. Recuerda: ¡entre más coloridas y variadas sean tus elecciones de frutas, mejor!
Hábito 4: Dormir al menos 7 horas cada noche
En los últimos años, los trastornos del sueño se han vuelto cada vez más comunes, y muchas personas están durmiendo menos de lo que necesitan. Sin embargo, la investigación muestra que obtener suficiente sueño es uno de los mejores hábitos para la prevención del cáncer.
Los estudios indican que aquellos que duermen menos de 7 horas por noche tienen un 69% más de riesgo de desarrollar cáncer en comparación con quienes duermen entre 7 y 8 horas. Además del riesgo de cáncer, la privación crónica de sueño puede llevar a la obesidad, diabetes, enfermedades cardíacas, accidentes cerebrovasculares y depresión.
Prioriza tu sueño, no solo es bueno para tu cuerpo, ¡sino que también es una parte vital de la prevención del cáncer!
Hábito 5: Siempre usa protector solar
Todos hemos oído lo importante que es el protector solar, pero muchas personas aún subestiman su papel en la prevención del cáncer. Aunque las mujeres generalmente han sido más conscientes de esto, es importante que los hombres y cualquiera que pase tiempo al aire libre protejan su piel del sol.
Los rayos ultravioleta (UV) del sol están presentes durante todo el año y pueden causar daños a corto plazo en la piel, como quemaduras solares, y efectos a largo plazo, como el envejecimiento prematuro y cánceres de piel como el carcinoma de células escamosas y el melanoma. Al aplicar protector solar regularmente, usar sombreros y ropa protectora, reduces significativamente el riesgo de desarrollar cáncer de piel.
Hábito 6: Ejercicio regularmente
El ejercicio es una de las formas más efectivas de prevenir el cáncer. Según un amplio estudio en Estados Unidos, la actividad física regular puede reducir significativamente el riesgo de desarrollar 13 tipos diferentes de cáncer, incluyendo el cáncer de esófago, pulmón, riñón y estómago.
Ya sea caminar, correr, nadar, bailar o ir al gimnasio, cualquier forma de actividad física ayuda. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda al menos 150-300 minutos de ejercicio de intensidad moderada por semana, o una combinación equivalente de actividades de alta intensidad y de intensidad moderada.
Comienza a hacer ejercicio hoy mismo: tu cuerpo te lo agradecerá y los beneficios se verán a largo plazo en forma de mejor salud y menor riesgo de cáncer.
Hábito 7: Revisiones regulares y exámenes de detección de cáncer
Por último, un hábito que se pasa fácilmente por alto son los chequeos médicos regulares. Incluso con una dieta saludable y un estilo de vida activo, la incidencia del cáncer está en aumento debido a una mayor exposición a factores ambientales y cambios en el estilo de vida.
El cáncer es una cuestión de probabilidad, y los chequeos regulares pueden ayudar a detectarlo temprano, cuando es más tratable. Por ejemplo, las pruebas de detección de cáncer de cuello uterino como las pruebas de VPH o TCT pueden identificar cambios precancerosos en el cuello uterino, permitiendo una intervención temprana que puede reducir significativamente el riesgo de desarrollar cáncer.
Recuerda, la detección temprana puede marcar una gran diferencia en los resultados del tratamiento y las tasas de supervivencia.
Conclusión
El camino hacia la prevención del cáncer no requiere cambios drásticos ni medidas extremas. Hábitos simples y cotidianos como comer alimentos frescos, dormir lo suficiente, usar protector solar y mantenerse activo pueden contribuir significativamente a reducir el riesgo de cáncer. Es importante recordar que la prevención del cáncer se trata de construir hábitos saludables a lo largo del tiempo — nunca es demasiado tarde para empezar. Mantén estos pequeños hábitos en mente y toma el control de tu salud hoy.
Manteniéndose informado y practicando estas medidas preventivas, puede avanzar significativamente en el mantenimiento de su salud y bienestar.