Cuando te conviertes en padre, la limpieza se convierte en una prioridad máxima. Quieres mantener tu hogar limpio y seguro para que tu hijo se mantenga saludable. Sin embargo, ¡hay muchos hábitos que parecen “limpios” pero que en realidad podrían estar empeorando las cosas!
Hoy, nos sumergimos en cinco hábitos comunes de crianza que pueden estar causando más daño que beneficio. ¡Revísalos y mira si eres culpable de alguno de estos hábitos “contraproducentes”!
1. Colgar las toallas de tu bebé y las toallas de baño para que se sequen en el baño
Después de usar la toalla de tu bebé o la toalla de baño, podrías tirarla en el baño para que se seque al aire, especialmente en climas secos donde piensas que se secará rápidamente y de manera conveniente. Pero, ¿sabías que esto podría ensuciar más las toallas?
Todos amamos las toallas suaves y esponjosas hechas de algodón puro, ¿verdad? Pero si miras de cerca la tela de la toalla, verás que está compuesta por bucles, que pueden atrapar fácilmente bacterias del aire. Estas toallas se convierten en un terreno ideal para la proliferación de bacterias, especialmente en el baño, donde hay abundancia de gérmenes.
Los baños están llenos de bacterias, y al tirar de la cadena del inodoro se pueden esparcir virus y gérmenes por el aire. La humedad también puede fomentar el crecimiento de moho. Peor aún, las toallas de adultos y bebés a menudo se cuelgan juntas, lo que significa que las bacterias de las toallas de los adultos pueden transferirse a las toallas del bebé. Una toalla sucia puede ensuciarlas todas.
Entonces, si la toalla de tu bebé está colgada en un baño, en condiciones húmedas, el riesgo de que las bacterias se multipliquen aumenta.
Después de usar la toalla de tu bebé, asegúrate de que se mantenga seca. Puedes secarla con una secadora o dejarla tomar el sol afuera. Asegúrate de lavar las toallas de adultos cada 2-3 días y reemplazarlas cada 3-6 meses.
2. Usar una palangana de agua para lavar el trasero de tu bebé
A primera vista, usar una palangana de agua para lavar el trasero de tu bebé puede parecer higiénico. Sin embargo, este es un hábito que en realidad fomenta la propagación de bacterias.
Cuando lavas el trasero de tu bebé, el agua puede contaminarse después de entrar en contacto con las heces. Esto representa un riesgo de infección bacteriana, especialmente si continúas usando esa agua contaminada. El ano, lleno de pliegues, a menudo no queda perfectamente limpio, por lo que queda algo de residuo fecal, y al reutilizar el agua, las bacterias y virus de las heces se reintroducen.
Además, la palangana utilizada repetidamente sin una limpieza adecuada puede acumular bacterias. Si no se seca correctamente, las bacterias crecen aún más rápido, haciendo que la palangana sea un ambiente antihigiénico para la piel de tu bebé.
Usa agua corriente al lavar el trasero de tu bebé. Si debes usar una palangana, nunca coloques toallitas usadas o el trasero de tu bebé de nuevo en ella. Limpia siempre la palangana después de cada uso.
3. Usar servilletas de restaurante para limpiar la boca de tu bebé
Cuando sales a comer con tu bebé, probablemente has usado una servilleta de restaurante para limpiarle las manos y la cara después de una comida desordenada. Pero, ¿sabías que muchas servilletas de restaurante no están tan limpias como piensas?
Algunos restaurantes utilizan servilletas de baja calidad que son esencialmente papel higiénico, o aún peor, papel “higiénico” de calidad inferior. Estas servilletas no cumplen con los estándares de higiene y pueden contener productos químicos nocivos, incluidos agentes blanqueadores que pueden representar un riesgo para la salud.
Hay una gran diferencia entre “servilletas” y “papel higiénico”. Las servilletas que se usan en los restaurantes están hechas de materiales limpios y se sujetan a un estándar de higiene mucho más alto. Por ejemplo, las servilletas de restaurante deben tener un recuento bacteriano de menos de 200 ufc/g, mientras que el papel higiénico (usado para la higiene personal) puede tener hasta 600 ufc/g.
Verifica si las servilletas en el restaurante cumplen con los estándares de higiene y evita usar aquellas que no están etiquetadas. Considera llevar tus propias servilletas para tu bebé.
4. Usar jabón de manos de baño público para tu bebé
Lavarse las manos después de usar el baño es un hábito de higiene esencial. Sin embargo, los jabones de manos en los baños públicos pueden contener más gérmenes de lo que piensas.
Muchos baños públicos utilizan dispensadores grandes y recargables, que rara vez se limpian y a menudo están expuestos a bacterias. Aún peor, algunos establecimientos diluyen el jabón de manos con agua, lo que acelera el crecimiento bacteriano.
Un estudio encontró que el jabón de manos en lugares públicos, como centros comerciales y aeropuertos, a veces tiene niveles de bacterias 600 veces por encima del límite de seguridad.
Lleva tu propio jabón de manos cuando estés fuera, o simplemente lávate las manos bajo agua corriente durante 40 segundos, lo que puede limpiar eficazmente tus manos sin usar un jabón potencialmente contaminado.
5. Usar secadores de manos en baños públicos para secar las manos de tu bebé
Después de lavarse las manos en un baño público, puede usar el secador de manos para secar rápidamente las manos de su bebé. Sin embargo, esto podría estar empeorando las cosas.
Los secadores de manos funcionan absorbiendo aire del entorno circundante y soplando sobre tus manos. Esto significa que el aire que absorben proviene del propio baño, donde las bacterias son abundantes.
Los estudios han demostrado que cuando un secador de manos está encendido, la cantidad de bacterias en tus manos puede aumentar significativamente. En un experimento, las colonias de bacterias crecieron de 18 a 60 veces más en placas de Petri expuestas después de usar un secador de manos.
Evite usar secadores de manos públicos, especialmente para su bebé. En su lugar, lleve una toalla limpia o use toallas de papel para secar sus manos y las manos de su hijo.