Cuando piensas en los mercados navideños, tu mente puede evocar el aroma del vino caliente, la calidez de las casas de pan de jengibre y los paisajes nevados del norte o centro de Europa. Pero si te encuentras en Cataluña, España, serás recibido con una escena completamente diferente: sol, pasión y un “drama medieval de viajes en el tiempo”. ¡Y realmente los hay! ¡También! ¡Muchos! ¡Gente! Las bulliciosas multitudes te recuerdan instantáneamente a las ferias de los templos durante el Año Nuevo chino, solo los “trofeos” en manos de todos han cambiado de coplas y bocadillos a turrón español.
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Entrar en este mercado navideño / Se siente como viajar en el tiempo /
El mercado navideño en Cataluña no es sólo un paraíso para los amantes de la comida, sino también un espectáculo medieval que te hace preguntarte si te has equivocado de guión. En la pequeña localidad de Vic, no lejos de Barcelona, cada año se desarrolla un auténtico drama medieval durante el mercado navideño. Los vendedores se visten con atuendos medievales y desempeñan papeles como herreros, tejedores y dueños de tabernas, cada uno de los cuales parece un NPC, que no solo representa sus papeles sino que también está equipado con un “paquete de tono medieval”.
“¡Señorita, esta bufanda tejida a mano cuesta sólo 3 monedas de oro!” Eh… ¿Puedo pagar con euros?
El diseño de los puestos del mercado también recrea plenamente el estilo medieval, construidos con madera y tela, adornados con artesanía hecha a mano y artículos tradicionales navideños. Los vendedores presentan sus productos de una manera antigua, incluso conversando en un estilo lingüístico medieval, lo que te hace sentir como si hubieras viajado a una época sin Wi-Fi. Los visitantes deambulan y experimentan tanto la calidez de la Navidad como el ambiente animado y afectuoso de una feria medieval.
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Comer y beber / Cuanto más comes, más feliz te vuelves /
En los mercadillos navideños los dulces siempre son los protagonistas. En Cataluña, los churros con chocolate caliente (Churros con Chocolate) definitivamente toman protagonismo. El chocolate caliente aquí es más “refinado” de lo que imagina, espeso como bloques de chocolate derretido, con una textura suave y aterciopelada cuando se mezcla con leche. Para agregar sabor, los vendedores suelen incorporar canela, ralladura de naranja o vainilla, lo que hace que el aroma tenga aún más capas. Un sorbo de chocolate caliente se desliza por tu garganta, dulce y reconfortante, haciéndote olvidar por un momento del conteo de calorías, exclamando que cuanto más dulzor, más adictivo.
Los churros que lo acompañan son igualmente impresionantes. La masa fermentada se exprime en una olla de aceite caliente a través de una boquilla larga, produciendo un crujido mientras se fríe hasta que esté dorada y crujiente. Recién salidos de la freidora, los churros quedan crujientes por fuera y suaves por dentro, espolvoreados con azúcar fina en polvo; el aroma por sí solo es suficiente para que la gente haga cola de buena gana.
Las versiones creativas de los churros son aún más llamativas: rellenos con salsa de chocolate, crema o pasta de pistacho, o recubiertos con chocolate y espolvoreados con nueces o perlas de azúcar de colores, cada bocado crujiente y dulce, lleno de alegría.
El turrón de almendras (Turrón) es otro dulce protagonista de la Navidad catalana. Este dulce tradicional, elaborado a base de almendras, miel y clara de huevo, se presenta en variedades blandas y duras: la versión dura es crujiente con un fuerte aroma a almendra y un ligero amargor a caramelo; la versión suave se parece más a una pasta concentrada de almendras, suave y delicada, con la cantidad justa de dulzura.
Cebollas Asadas
Las cebollas asadas (Calcots) son un sabor especial en los mercados navideños catalanes. Esta verdura, a medio camino entre una cebolla y un puerro, se asa lentamente sobre carbón hasta que la piel exterior se quema, revelando cebollas tiernas, dulces y jugosas cuando se pelan. Se bañan en salsa romesco, hecha con pimientos rojos asados, tomates, ajo y almendras, que es rica, con un toque ahumado, que complementa perfectamente el dulzor de las cebollas.
La primera vez que vi gente haciendo cola para comprar cebollas asadas, ¡sentí que se me despertaba la sangre española! ¿No son sólo las grandes cebollas verdes de Shandong, China? Por lo tanto, no pude evitar maravillarme: el encanto de las cebollas es realmente global. Ahora, la pregunta sigue siendo: entre la salsa de soja y la salsa romesco, ¿quién sería el candidato legítimo para ocupar el primer puesto en el mundo culinario?
Productos enlatados y encurtidos
Los alimentos enlatados ocupan un lugar importante en los mercados catalanes y España es considerada uno de los primeros países en dominar la tecnología de enlatado moderna.
(Anchoas en Salazón) son una firma de conservas catalanas. El pescado, tras ser curado en sal marina y luego remojado en aceite de oliva, resulta salado y delicado, con un fuerte sabor a mar.
Estos productos enlatados no sólo preservan los sabores únicos del Mediterráneo sino que también se convierten en productos de exportación populares. Hoy en día, en el mercado navideño, estas conservas se suelen acompañar con queso y pan para degustar, y sirven como manjar y “fósil viviente” de la cocina mediterránea.
Salchichas
Las salchichas son otro de los platos fuertes del mercado navideño catalán.
El fuet y la longaniza son dos de los embutidos curados más populares, de carne fresca y fina condimentación. El fuet resalta el aroma natural de la carne, resultando suave y tierno.
La longaniza, por su parte, incorpora especias, ofreciendo un sabor más intenso. Los vendedores a menudo los cortan en el lugar, lo que le permite probar estas delicias mientras camina.
El vino es imprescindible
Si está acostumbrado al vino caliente en los mercados navideños, es posible que deba adaptarse al ritmo de Cataluña. Aquí no hay vino caliente, pero tienen sus propios “remedios reconfortantes”: hidromiel (Hidromiel) y sangría (Sangría).
El hidromiel, fermentado a partir de miel, es una bebida tradicional con un aroma natural a miel y un ligero sabor agridulce, que ofrece calidez y una sensación de antiguo ritual cuando se consume.
La sangría se elabora con vino tinto, jugo de naranja y rodajas de fruta, es dulce pero refrescante. Beber un vaso es como encontrar el sol de verano en invierno. Sin embargo, esta bebida es engañosamente suave; Es fácil emborracharse sin darse cuenta.
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Más que comer, hay diversión / Cuando lo medieval se encuentra con lo moderno /
Cataluña tiene otra tradición que hace reír a carcajadas durante la Navidad: la colocación del “hombre que hace caca” (Caganer) y el “tronco de caca” (Caga Tió). El Caganer es una figura realista de un hombre que “fertiliza” los campos, simboliza la fertilidad y abundancia de la tierra y muestra el humor único de los catalanes.
En el mercado navideño los encontrarás en todos los puestos. Además de los personajes tradicionales, existen versiones modernas como políticos, celebridades e incluso superhéroes. Comprar un “hombre que hace caca” para llevárselo a casa es como recuperar la alegría y la esencia cultural de Cataluña.
El Caga Tió, un pequeño tronco con sombrero rojo, es considerado por los niños un símbolo de magia festiva. Todos los días previos a Navidad, los niños lo “alimentan” con cáscaras de naranja y nueces, y en Nochebuena, lo golpean con un palo, cantando canciones mientras esperan que del tronco “cague” dulces y regalos.
Además de la variedad de comidas y artesanías, el mercado navideño catalán está lleno de diversión interactiva. Podrás experimentar el tiro con arco, sintiéndote como un caballero medieval en un instante; o pruebe la alfarería (alfarería), elaborando un recuerdo único con sus propias manos. Los niños disfrutan especialmente de esto: pueden aprender a tejer pequeñas baratijas con herramientas antiguas o hacer velas.
Los espectáculos callejeros también son un punto destacado. Actuaciones espontáneas de teatro y música dan vida a todo el mercado. Es posible que se vea arrastrado a un “ensayo” de una boda medieval y experimente el romance de esa época.
En el mercado navideño de Cataluña, cada paso es como adentrarse en una mágica aventura transtemporal. Desde ver al divertido hombre haciendo caca hasta las cebollas asadas que despiertan la sangre, hasta saborear el encantador hidromiel y sangría, descubrirá que esto no es solo un mercado, sino una fiesta peculiar que satisface el paladar y deleita el alma.