Imagínate esto: estás navegando por las redes sociales y ves una publicación sobre amistades. Inmediatamente, te viene a la mente una persona: tu mejor amigo. Pero ¿alguna vez te has preguntado por qué ellos, entre miles de millones de personas, se convirtieron en tus cómplices? Ya sea amor en la primera conversación o un vínculo gradual formado a través de innumerables momentos compartidos, la ciencia tiene una respuesta fascinante.
La conexión del ADN: más que una coincidencia
Una investigación reciente de la Universidad de Yale y la Universidad de California en San Diego ha revelado una verdad sorprendente: la similitud genética entre amigos puede ser tan alta como la que existe entre primos cuartos. Sí, leíste bien: ¡tu mejor amigo podría ser el hermano que nunca supiste que tenías!
El estudio, publicado enPNAS, analizó datos genéticos de más de 1.900 participantes, emparejándolos en grupos de amigos y grupos de extraños. ¿Los hallazgos? Los amigos, a pesar de carecer de vínculos sanguíneos, comparten un parecido genético mucho más fuerte que el de los extraños.
Captura de pantalla de investigación
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Pero eso no es todo:
- Preferencias compartidas en el olfato: Los amigos suelen tener genes olfativos similares, lo que significa que es más probable que se unan por el amor mutuo por los panecillos de canela de una panadería o el aroma de las flores frescas.
- Inmunidad complementaria: Por el contrario, los amigos tienden a tener diversos genes relacionados con la inmunidad, lo que puede mejorar la supervivencia del grupo al reducir las vulnerabilidades compartidas a las enfermedades.
Desde una perspectiva evolutiva, estos patrones genéticos pueden haber contribuido a la supervivencia y el crecimiento de las comunidades, asegurando fortalezas complementarias y resiliencia compartida.
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Amigos que comen (y aumentan de peso) juntos
La ciencia también muestra que los amigos no sólo comparten genes, sino que también comparten hábitos:
- Hábitos alimentarios: Un estudio de adolescentes australianos reveló que aquellos con amigos que comen saludablemente tenían menos probabilidades de saltarse comidas y eran más propensos a adoptar dietas nutritivas.
- Influencia del peso: Un informe enLa revista de medicina de Nueva Inglaterradescubrió que si un amigo aumenta de peso, la probabilidad del otro de aumentar de peso aumenta en un 57%. Sorprendentemente, esta influencia supera incluso la de los hermanos o las parejas románticas.
Compartiendo más que risas: microbiomas y mentes
¿Alguna vez escuchaste la frase “Tú eres la compañía que mantienes”? Es más cierto de lo que crees. Investigación de Yale publicada enNaturalezaDescubrieron que los amigos cercanos suelen compartir hasta el 10% de sus microbiomas intestinales. Esta similitud microbiana puede predecir los vínculos sociales con mayor precisión que muchos rasgos demográficos.
Además, los amigos suelen desarrollar comportamientos sincronizados, patrones de habla e incluso actividad cerebral con el tiempo. Los psicólogos llaman a esto “reflejo” y es por eso que tu mejor amiga puede terminar tus oraciones o reírse de un chiste que solo ustedes dos entienden.
Apoyo emocional: el verdadero poder de un amigo
Las amistades hacen más que simplemente mejorar tu estado de ánimo: son vitales para la salud física y mental:
- Longevidad: Los estudios sugieren que los vínculos sociales fuertes pueden reducir el riesgo de muerte prematura, rivalizando con los beneficios para la salud de dejar de fumar o hacer ejercicio regularmente.
- Alivio del estrés: Tener un amigo de confianza puede reducir los niveles de estrés, combatir la depresión y mejorar la satisfacción general con la vida.
En la edad adulta, las amistades se convierten en salvavidas, especialmente durante desafíos como el estrés laboral, las luchas familiares o las dudas personales. Un verdadero amigo te recuerda tu valor, te apoya en tiempos difíciles y celebra tus victorias, por pequeñas que sean.
Más que una simple coincidencia
Entonces, ¿por qué tu mejor amigo se siente como en familia? La ciencia dice que no se trata sólo de experiencias compartidas sino también de conexiones biológicas profundamente arraigadas. Si bien la genética puede sentar las bases de las amistades, son las risas compartidas, el apoyo mutuo y los innumerables recuerdos los que convierten a los amigos en la familia que elegimos.
Así que la próxima vez que veas a tu mejor amigo, recuerda: no sólo lo encontraste, estabas destinado a conocerte.