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Al oeste del Tíbet se extiende una tierra donde las deidades superan en número a los humanos, un lugar con innumerables razones para incluirlo en tu lista de viajes.
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Al oeste del Tíbet se extiende una tierra donde las deidades superan en número a los humanos, un lugar con innumerables razones para incluirlo en tu lista de viajes.

Nepal, una nación sin salida al mar que limita con el Tíbet, suele llamarse la “Tierra de los Dioses”. Destaca como uno de los países menos desarrollados del mundo, pero paradójicamente, posee uno de los niveles más altos de felicidad global.

Una nación enclavada en la cima del mundo

Nepal es un país situado en lo alto del Himalaya, a menudo referido como el “techo del mundo”. De las 14 montañas de la Tierra que superan los 8.000 metros de altitud, ocho se encuentran en la cordillera del Himalaya, en la frontera entre Nepal y China.

Un paraíso para excursionistas

Mientras un viaje a Dubai exige estancias opulentas en hoteles de lujo, un recorrido por Nepal se vive mejor junto a mochileros de todo el mundo. Si buscas aventura, Nepal es un destino imperdible. Aquí puedes caminar por cañones dramáticos, cruzar valles subtropicales y áridas mesetas, y contemplar las magníficas vistas del Himalaya. Cada paso revelará nuevas maravillas escénicas, manteniéndote estimulado y cautivado.

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Uno de los países menos desarrollados de Asia

Un aspecto único de Nepal es su capacidad para transportarte tres décadas atrás en el tiempo. Incluso en la capital, la infraestructura moderna como rascacielos brilla por su ausencia. Calles polvorientas y edificios añejos crean una atmósfera casi aldeana. Nepal tiene una industria mínima; hasta las bicicletas son importadas. Más del ochenta por ciento de la población se dedica a la agricultura. A pesar de su pobreza, Nepal es famoso como uno de los países más felices del mundo. Esta paradoja puede resultar desconcertante, pero una visita a Nepal pronto dará la respuesta.

Casi todas las personas que encuentras en las calles llevan una sonrisa. Este país, con sus 1.200 años de historia, tiene un encanto antiguo que contrasta fuertemente con las bulliciosas ciudades modernas. El espectáculo de palomas surcando el cielo, monos saltando, estructuras ancestrales, personas practicando rituales religiosos y tiendas únicas, todo bañado por cálida luz solar, crea una atmósfera mágica. Incluso el simple acto de sentarse a observar el mundo genera una sensación de plenitud, ofreciendo un momento de pura introspección.

Pareciera que Nepal enseña que la mayor felicidad reside en vivir una vida tranquila, libre de preocupaciones laborales o relacionales, simplemente apreciando el momento presente. Esta serenidad no puede comprarse; es un regalo que Nepal ofrece generosamente.

Nepal está lleno de historias y sorpresas. Incluso tras el devastador terremoto de 2015 que dejó partes del país en ruinas, la felicidad y paz interior de su gente permanecieron inquebrantables, arraigadas profundamente en su fe.

El poder espiritual de Katmandú

Katmandú, la capital nepalí, es conocida como la “Ciudad de los Templos”. Se dice, medio en broma, que incluso si los nepalíes estuvieran hambrientos, encontrarían manera de construir templos. La ciudad abunda en templos, monasterios y palacios, presentando una fascinante mezcla de tradición y modernidad.

Katmandú es un crisol de sitios religiosos con templos de muros rojos y un caótico centro urbano lleno de monos, mendigos y humo de autos. Navegar por sus calles sinuosas, estrechas y mal señalizadas requiere creatividad y paciencia.

La Plaza Durbar de Katmandú es una visita obligada, albergando tesoros arquitectónicos de los siglos XVI al XIX. La plaza cuenta con más de cincuenta templos y palacios que conservan su forma y encanto originales desde la época medieval. El vuelo de palomas sobre la plaza y las mujeres vestidas con coloridos saris la convierten en un sueño fotográfico.

Katmandú ofrece experiencias memorables: explorar Thamel, el “Pequeño Hong Kong” nepalí, para compras y gastronomía; peregrinar a Swayambhunath, Patrimonio de la Humanidad con vistas panorámicas; o presenciar ceremonias de cremación hindú en el templo Pashupatinath.

Pokhara: Las alas de Nepal

Pokhara, segunda ciudad de Nepal, es su destino escénico más celebrado. Ofrece un escape más tranquilo que la bulliciosa Katmandú. Ubicada al pie del Himalaya, se encuentra bajo los picos nevados Annapurna y Machapuchare, junto al sereno lago Phewa. La vegetación exuberante contrasta vívidamente con las montañas, haciendo de este lugar uno de los más visitados.

Además del paisaje, el parapente es popular en Pokhara, ofreciendo emoción a bajo costo. La ciudad también suele ser punto de partida para excursiones al Himalaya.

Chitwan: Un refugio de vida silvestre

El Parque Nacional Chitwan, antiguo coto de caza real, se convirtió en área protegida en 1973. Aquí se experimenta la jungla salvaje. Alojándose en aldeas cercanas, se preparan aventuras junto a locales mientras se conversa sobre la fauna.

Chitwan es famoso por sus rinocerontes. De los 3.000 rinocerontes indios que quedan, un tercio habita aquí.

Autobuses directos conectan Chitwan con ciudades principales. También hay vuelos a Bharatpur, al norte. El transporte público dentro de Chitwan es accesible.

Lumbini: La cuna de Buda

Lumbini, llamado “el lugar de nacimiento de Buda”, irradia serenidad y pureza.

Lo habitan los laboriosos tharu, agricultores de las llanuras meridionales con escasa electricidad. Como cuna de Siddhartha Gautama, Buda, es uno de los sitios religiosos más importantes del mundo. Su iluminación bajo el árbol Bodhi enriqueció la filosofía mundial y el amor por la paz.

Lumbini muestra colinas verdes, arroyos cristalinos, orquídeas fragantes y rododendros vibrantes. Sus templos solemnes y estanques espejados aumentan la tranquilidad del lugar.

Aunque subdesarrollado, Lumbini brinda paz y felicidad a sus visitantes.

¿Qué es la felicidad? La pregunta persiste.

No hay respuesta única. Para algunos es riqueza, para otros salud…

Se ha dicho que la felicidad nepalí es “ignorancia ilusoria”. Su estilo de vida relajado incluye tardes enteras al sol en la Plaza Durbar. Las tiendas abren hacia las 10 am, y las calles resuenan con cantos y danzas. Mientras algunos lo ven como pereza, ¿no será simplemente otra forma de vivir?

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