Un viaje vibrante por Portugal
Portugal, un país que estalla con colores vibrantes que inducen dopamina, es uno de los favoritos entre los viajeros. Como escribió el gran poeta portugués Fernando Pessoa, su tamaño compacto ofrece una experiencia extraordinariamente rica. Desde las majestuosas montañas, valles remotos y viñedos en terrazas del norte, hasta las playas prístinas, colinas ondulantes y horizontes abiertos del sur, Portugal presenta una diversidad cautivadora de paisajes. Incluso en los rincones más discretos de las calles portuguesas, aguardan obras de arte únicas por descubrir. Con la llegada de la primavera en marzo, experimenta los colores del Atlántico y emprende un viaje inolvidable lleno de dopamina.
Lisboa: La ciudad de las siete colinas
Encaramada en siete colinas, Lisboa es una ciudad donde el alma se siente libre. Es un lugar donde el tiempo parece ralentizarse, lleno de encanto antiguo, ritmo pausado y colores vibrantes. Resulta verdaderamente embriagadora. Desde las alturas de la Torre de Belém, casi pueden vislumbrarse las audaces exploraciones de los grandes navegantes: el descubrimiento del Nuevo Mundo por Cristóbal Colón, la apertura de rutas comerciales a India por Vasco da Gama, y la circunnavegación global de Fernando de Magallanes que demostró la redondez de la Tierra. Lisboa también alberga los tranvías más antiguos de Europa, símbolo icónico de la ciudad. A pesar de su edad, estos tranvías continúan sus rutas tradicionales, sorteando con destreza las empinadas colinas.
Oporto: Fusión de culturas
Ningún viaje a Portugal está completo sin visitar la bulliciosa ciudad portuaria de Oporto. Impregnada de mil años de comercio ancestral, Oporto es un crisol cultural. Romanos, árabes, moros, británicos y franceses han dejado su huella. El río Duero atraviesa la ciudad hasta desembocar en el Atlántico, creando un paisaje hermoso donde las montañas encuentran el mar. Oporto ha sido reconocida repetidamente como uno de los mejores destinos turísticos de Europa. El río está repleto de embarcaciones de todos los tamaños, muchas transportando vino de Oporto desde las bodegas locales a través del Atlántico hacia el resto del mundo. 
Óbidos: La Ciudad de las Bodas
Ubicado a 100 kilómetros al norte de Lisboa, el pequeño pueblo de Óbidos, regalado por el rey Dinis a la reina Isabel en 1282 como regalo de bodas, es conocido como la “Ciudad de las Bodas”. Este pueblo tiene una atmósfera romántica medieval innata: castillos bien conservados, calles laberínticas, casas blancas, columnatas de estilo manuelino y marcos de ventanas y pequeñas plazas coloridas.
Alentejo: El Granero de Roma
Durante el Imperio Romano, Alentejo fue un vital almacén de trigo y otros recursos. Los romanos construyeron fortalezas, templos, puentes, caminos, teatros y presas, fomentando el desarrollo local, y los vestigios de estas estructuras aún se pueden encontrar en toda la región. El clima mediterráneo de Alentejo produce vinos tintos portugueses únicos, ricos en aromas de frutas silvestres y rojas, que son un verdadero tesoro.
Évora: Una Ciudad de Ruinas Antiguas
Évora, una de las ciudades más antiguas de Europa, se encuentra en el centro-sur de Portugal. Establecida durante el Imperio Romano en el siglo III, sirvió como guarnición romana durante un largo período. En consecuencia, en la ciudad permanecen muchas ruinas de la antigua Roma. Tras la caída del Imperio Romano, Évora fue ocupada por visigodos y moros, época en que la ciudad comenzó a expandirse, mostrando influencias arquitectónicas góticas y árabes. Évora fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1986.
El Algarve: Un paraíso soleado
Faro se encuentra en el Algarve, una región bendecida por la naturaleza. Sin duda posee uno de los mejores climas de Europa, con sol casi todo el año y escasas lluvias en invierno. Las playas del Algarve son una obra maestra natural: desde extensas playas de arena fina entre acantilados dorados hasta calas escondidas entre rocas escarpadas. Cada rincón es perfecto para una fotografía.
Las Azores: Un paraíso escondido
En medio del Atlántico, un archipiélago de nueve islas volcánicas marca el punto de encuentro de las placas tectónicas europea, africana y norteamericana. Estas son las Azores, un paraíso secreto de Portugal. Naturaleza virgen, tradiciones locales, vino, miel, piñas y una amplia variedad de quesos conforman tesoros muy valorados por sus habitantes.
